Aunque desde 2018 las autoridades capitalinas reconocieron que la Línea A del Metro enfrenta fallas estructurales, filtraciones, incompatibilidades tecnológicas y deterioro operativo, será hasta 2026 cuando se inicie su rehabilitación, a pesar de que diariamente transporta a unos 260 mil usuarios.
El diagnóstico de esta línea, que conecta Pantitlán con La Paz y que cumple 34 años en operación, forma parte del Plan Maestro del Metro 2018-2030, documento que detalla problemas como hundimientos diferenciados del suelo, carencia de refacciones, incompatibilidad entre trenes de seis y nueve vagones, inundaciones frecuentes y deficiencias en la infraestructura de talleres.
El plan alertaba sobre la imposibilidad de atender más de una avería mayor a la vez en los talleres de la estación La Paz, lo que impactaba en la fiabilidad de los trenes. A pesar de que desde 2017 se destinaron 70 millones de pesos para su modernización, esta se entregó hasta 2024, tras ocho años sin avances.
Entre los puntos críticos también figura la operación forzada entre trenes de distinto tamaño, cuyas diferencias tecnológicas generan descoordinaciones en terminales y retrasos recurrentes. A esto se suma que muchos de los trenes ya rebasaron su vida útil de 30 años y varias de sus piezas están descontinuadas, obligando al desmantelamiento de convoyes para rescatar componentes.
Además de los problemas técnicos, la Línea A enfrenta retos derivados de las condiciones geológicas del oriente de la Ciudad de México. Hundimientos del terreno han afectado la estructura de pasarelas y estaciones, lo que representa un riesgo en caso de sismos. Asimismo, las filtraciones y un sistema de drenaje deficiente han provocado inundaciones recurrentes, como la del pasado 2 de junio, que obligó a suspender el servicio y movilizar a usuarios en patrullas y camiones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Aunque el Gobierno capitalino ha anunciado la intención de convertir esta línea en un eje central de la movilidad en la metrópoli, aún no hay claridad sobre el proyecto ejecutivo ni sobre el alcance y presupuesto de la intervención.
Por ahora, la única certeza es que el plan de rehabilitación no arrancará en 2025 y que los trabajos comenzarán hasta 2026, dejando a los usuarios expuestos a interrupciones del servicio, tiempos de espera prolongados y condiciones de viaje que, de acuerdo con documentos oficiales, continúan deteriorándose.