Comprar una casa en México es una posibilidad reservada para una minoría privilegiada. Según un estudio del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), se necesita un ingreso mensual de al menos 93 mil 600 pesos para adquirir una vivienda con valor mediano en el país, estimado en 3.05 millones de pesos.

La cifra contrasta con el ingreso mensual promedio por hogar, que es de apenas 21 mil 355 pesos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024. Esto implica que ni siquiera el hogar promedio podría comprar una vivienda de un millón de pesos sin poner en riesgo su estabilidad financiera.

El análisis, realizado en el contexto del debate sobre el derecho a la vivienda y la gentrificación, simuló escenarios de crédito hipotecario bajo condiciones del mercado formal: enganche del 20%, crédito a 20 años, tasa fija del 11.08% y Costo Anual Total (CAT) de 13.2%, con una regla básica: que la mensualidad no exceda el 30% del ingreso familiar.

Los resultados son contundentes:

  • Para una vivienda promedio, con precio de 4.29 millones de pesos, se requieren ingresos por 131 mil 780 pesos mensuales.
  • Para una vivienda de un millón de pesos, el ingreso necesario baja a 30 mil 699 pesos al mes, pero sigue siendo superior al promedio nacional.

El informe advierte que incluso los hogares con mayores ingresos enfrentan barreras. El decil IX, que agrupa a los sectores de ingresos altos pero no los más ricos, tiene ingresos promedio de 35 mil 988 pesos mensuales, apenas suficientes para adquirir una casa de 1.2 millones de pesos.

En tanto, los hogares del decil X, con un ingreso promedio de 70 mil 201 pesos, no alcanzan los niveles requeridos para adquirir una casa con precio mediano o promedio. Solo podrían aspirar a propiedades de hasta 2.2 millones de pesos.

“El análisis confirma que la estructura de precios del mercado formal de vivienda está desconectada de la realidad de ingresos de la mayoría de los hogares”, concluye el estudio.

Un privilegio de pocos

El ITESO advierte que ni siquiera todos los hogares del decil más alto pueden acceder a una vivienda sin apoyos extraordinarios. En esos casos, se trata de familias cuyos ingresos combinan salario con ganancias por inversiones, negocios o rentas, lo que les permite competir en el mercado formal.

El estudio lanza una advertencia sobre el rumbo de la política habitacional en México: la vivienda ha dejado de ser un derecho accesible para convertirse en un lujo al alcance de muy pocos.