La inseguridad, el encarecimiento de insumos  han forzado el cierre de varias cadenas y franquicias en la entidad, de acuerdo con un recuento basado en datos empresariales y censos oficiales.

Entre las empresas que recientemente dejaron de operar se encuentra Barezzito, que cerró hace un mes luego de que se registraran homicidios dentro y en las inmediaciones del establecimiento. McDonald’s también bajó la cortina de su sucursal en la avenida Felipe Sevilla del Río en mayo, mientras que Cinemex cerró sus salas en Villa de Álvarez en noviembre de 2023, afectando a 35 trabajadores. Una sala inaugurada en Plaza Alameda, Tecomán, en 2022, nunca llegó a operar en 2025.

El McCarthy’s Irish Pub, abierto en 2020 en la capital colimense, dejó de funcionar en 2024 por deficiencias en el servicio. Sanborns, que operaba en el centro comercial Zentralia desde 2012, cerró en 2018, lo que provocó la pérdida de cerca de 100 empleos directos. También Johnny Rockets, inaugurado en el mismo complejo en 2011, cerró a los pocos años. En el sector minorista, la Tienda Ley en Plaza Manchón no resistió la competencia de nuevos supermercados y solo se mantiene la sucursal en Manzanillo.

Los datos del Censo Económico 2024 del INEGI confirman que la inseguridad es el principal obstáculo para la instalación de empresas en Colima: 36.2 % de los establecimientos la señalaron como el mayor desafío, frente al 30.5 % en 2018. Seis de cada diez negocios han sido víctimas de algún delito, principalmente robo de mercancía (25 %) y extorsión o “cobro de piso” (16 %).

El impacto se refleja en sectores como el restaurantero, donde las ventas han caído hasta 65 % por la inseguridad y la desaceleración económica. Comerciantes de Villa de Álvarez reportan pérdidas de hasta 40 % y han optado por cerrar antes sus locales para evitar incidentes. Negocios como la tienda de donas “La Rosquilla illa” abandonaron su atención física tras sufrir múltiples asaltos y ahora operan únicamente por pedidos en línea.

El fenómeno, advierten empresarios, no solo limita la oferta comercial, sino que envía una señal de alerta a inversionistas que consideran a Colima un punto de riesgo para abrir nuevas operaciones.