El Capitán de Corbeta Miguel Ángel Solano Ruiz, conocido en los pasillos de seguridad como “Rey Sol”, pasó de ser un estratega clave en la lucha contra la delincuencia organizada a estar acusado de encabezar una red de contrabando de combustible que involucra a mandos de la Marina y responsables de aduanas.

Solano construyó su carrera en tareas de inteligencia y análisis criminal. Entre 2015 y 2017 trabajó en la entonces Procuraduría General de la República (PGR), bajo las órdenes de Gustavo Salas, quien hoy es Procurador en Sonora. Durante ese periodo dirigió la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), además de ocupar la Dirección General del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI).

En ambas posiciones se especializó en mapear y golpear estructuras del crimen organizado, experiencia que, según las investigaciones actuales, terminó aprovechando para fines ilícitos.

Una red con anclaje en Sonora

De acuerdo con las pesquisas, Solano habría tejido alianzas con los hermanos Roberto y Fernando Farías Laguna, vicealmirante y contralmirante de la Secretaría de Marina, quienes presuntamente operaron con él en el tráfico de combustible. Sus intereses se extendieron al puerto de Guaymas, Sonora, punto estratégico para las operaciones.

Además de su paso por SEIDO y CENAPI, el marino también se desempeñó como fiscal especial para delitos contra la libertad de expresión, y participó en expedientes de alto impacto relacionados con organizaciones del narcotráfico.

Hoy, su perfil cambió de defensor del Estado a señalado como uno de los operadores más sofisticados del huachicol de alto nivel, un giro que abre un nuevo frente de desgaste para la imagen de la Armada de México.