A pesar de haber fracasado en su intento por llegar a la boleta presidencial como independiente, el actor y productor Eduardo Verástegui no desiste de sus aspiraciones políticas. Ahora se propone convertir su movimiento “Viva México” en un partido político nacional con una agenda conservadora, respaldo internacional y el objetivo de capitalizar el descontento ciudadano con los partidos tradicionales.

Verástegui prevé realizar en septiembre al menos 25 asambleas en distintas entidades del país, cinco más de las requeridas por el Instituto Nacional Electoral (INE), para cumplir con uno de los requisitos para el registro formal de la nueva fuerza política. Cada encuentro deberá reunir al menos tres mil simpatizantes afiliados. Su meta: competir en las elecciones intermedias de 2027.

“Hay que construir el coche, porque sin coche no puedes competir en la carrera”, dijo Verástegui en entrevista con la revista Proceso. Con “coche” se refiere al partido político que está diseñando y al que aspira sumar 300 mil firmas para lograr su validación.

El ex protagonista de la telenovela Soñadoras asegura que su movimiento representa una “nueva derecha” en México, crítica del PAN, al que califica como una fuerza “tibia, cobarde y wokista”. Asegura que su propuesta responde al vacío ideológico que, según él, existe en el espectro político mexicano.

Verástegui insiste en que fue víctima de “bloqueos del aparato” durante su fallido intento de conseguir la candidatura presidencial independiente. El INE rechazó darle más tiempo para reunir firmas y solo logró el 14 por ciento de las necesarias. Aun así, considera que la experiencia le dejó aprendizajes valiosos para su nueva cruzada.

La red internacional

Aunque mantiene distancia de partidos y actores políticos nacionales, Verástegui presume sus vínculos con figuras de la ultraderecha global. En su lista destacan Donald Trump, J.D. Vance, Marco Rubio, Nayib Bukele, Javier Milei, José Antonio Kast y la primera ministra italiana Georgia Meloni. Asegura que forma parte de una “red de colaboración ideológica” que tiene como punto de encuentro la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), celebrada en México en 2022 y 2024 con él como anfitrión.

“Con el voto guadalupano rompimos récord en Estados Unidos a favor de Trump”, afirma. También defiende al exmandatario estadounidense frente a sus políticas migratorias: “Ya nos tardamos en una reforma migratoria justa y moderna. Lo que propone Trump lo deberíamos hacer en México: deportar a extranjeros indocumentados que cometan delitos”.

Un modelo inspirado en Milei

Verástegui ve un espejo en el presidente argentino Javier Milei, quien, sin trayectoria política tradicional, llegó al poder impulsado por el hartazgo social. “En México, casi la mitad del padrón no vota. Ahí está la oportunidad. ¿Quién puede convencer a los que no creen en la política? Alguien que venga de fuera, como yo”.

El cineasta señala que su aspiración no necesariamente pasa por una nueva candidatura presidencial. Su objetivo inmediato es obtener el registro de Viva México como partido político y, en 2027, lanzar candidaturas en municipios y estados. Su apuesta es ambiciosa: tener hasta 16 mil aspirantes a cargos locales.

“No se trata de mí”, insiste. “Si en este tiempo aparece un líder que represente nuestros valores, yo prefiero mil veces apoyarlo y seguir mi carrera de cineasta”.

Tensión con el clero y el PAN

Aunque defiende valores religiosos, Verástegui asegura que respetará el carácter laico del Estado: “No puedes ser senador y sacerdote, son vocaciones distintas”. También rechaza que su movimiento tenga vínculos con el Yunque, pero sí reconoce afinidades con el movimiento Nueva Derecha Hispanoamericana, que encabeza el panista Raúl Tortolero.

Frente a un electorado cada vez más escéptico, Verástegui busca convertirse en el rostro de una derecha más radical, nacionalista y con aspiraciones globales. El primer paso será llenar las asambleas del INE en septiembre. Después, su cruzada apenas comienza.