Ante la ola de confusión y críticas generadas en redes sociales, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) aclaró que no se eliminará por completo el pago en efectivo en las casetas operadas por Caminos y Puentes Federales (Capufe), aunque sí se reducirá su disponibilidad como parte de una estrategia de modernización.

La polémica se originó luego de que Capufe anunciara en sus redes sociales que próximamente la mayoría de los carriles en sus plazas de cobro aceptarán únicamente el sistema de TAG, lo que, según el organismo, permitirá agilizar el cruce vehicular y mejorar la operación.

Próximamente, el pago en la mayoría de los carriles de nuestras plazas de cobro será solo con TAG, lo que permitirá cruces más rápidos”, publicó Capufe.

Sin embargo, la SICT precisó a Grupo Reforma que, aunque se reducirá la cantidad de carriles que aceptan efectivo, este método de pago continuará disponible. “No se va a eliminar por completo”, aclaró la dependencia.

El cambio forma parte de una estrategia más amplia de modernización tecnológica en la red carretera de cuota, que abarca 3 mil 963 kilómetros y 127 plazas de cobro. 

Capufe invitó a los usuarios a adquirir el dispositivo TAG con anticipación y señaló que será válido cualquier equipo compatible.

El TAG puede adquirirse en la página https://iave.capufe.gob.mx por un costo de 80 pesos, IVA incluido. El dispositivo se entrega exclusivamente en unidades regionales, oficinas centrales y plazas de cobro, en un horario de lunes a viernes de 9:00 a 12:00 horas, con un tiempo estimado de entrega de dos días hábiles.

Algunos de los tramos carreteros operados por Capufe incluyen las autopistas México-Cuernavaca, Cuernavaca-Acapulco, México-Puebla, México-Querétaro, Córdoba-Veracruz, y el Libramiento Noreste de Querétaro, entre otros.

Pese a los argumentos sobre eficiencia, la medida generó molestia entre usuarios en redes sociales, quienes cuestionaron las prioridades del organismo.

Por ahora, Capufe mantiene firme su intención de avanzar hacia un modelo predominantemente digital, aunque la presión ciudadana podría obligar a replantear la velocidad y condiciones de implementación.