México atraviesa un momento de alerta sanitaria por el acelerado crecimiento de nuevos contagios de VIH y por las brechas persistentes en detección, prevención y acceso a tratamiento. Entre enero y septiembre de 2025, el país confirmó 12 mil 88 nuevos casos, cifra que ya supera todos los diagnósticos registrados en 2024, de acuerdo con datos oficiales.
A más de cuatro décadas de los primeros casos documentados, el virus mantiene una tendencia ascendente en territorio nacional: cada año se registran entre 14 mil y 17 mil nuevas infecciones, pero solo seis de cada 10 se diagnostican oportunamente.
La prevención también enfrenta desafíos. Aunque la Profilaxis Pre Exposición (PrEP) es uno de los mecanismos más efectivos para evitar nuevas transmisiones, en México solo 30 mil personas acceden a este tratamiento, cuando se requeriría que al menos 160 mil lo utilizaran para tener un impacto real, de acuerdo con cifras recopiladas por medios nacionales.
La mayoría de quienes acceden a estos medicamentos se concentra en la Ciudad de México, principalmente en la Clínica Condesa, mientras que en otras entidades la oferta es mínima o inexistente.

Una epidemia que avanza y se diversifica
Del total de personas que viven con VIH, estimado entre 380 mil y 400 mil, alrededor del 20% desconoce su diagnóstico. En contraste, la atención médica sí muestra avances: el 90% de quienes reciben tratamiento antirretroviral logra suprimir la carga viral hasta hacerla indetectable e intransmisible.
Sin embargo, la discriminación en servicios de salud sigue siendo una barrera determinante, señala en entrevista Rodrigo Moheno, de la Fundación México Vivo. El estigma impacta no solo en la decisión de hacerse una prueba, sino en el acceso a servicios gratuitos, acompañamiento y continuidad de tratamiento.
El repunte de casos es nacional. El Estado de México encabeza la lista con 1,542 diagnósticos en nueve meses, seguido por Veracruz (1,160) y Ciudad de México (865). También se registran incrementos significativos en Quintana Roo, Jalisco, Baja California y Guanajuato.
La tendencia al alza se extiende a entidades como Yucatán, Tamaulipas, San Luis Potosí, Tabasco, Puebla y Guerrero, lo que confirma un fenómeno generalizado que exige respuestas urgentes y coordinadas.
Factores detrás del aumento
Especialistas atribuyen el repunte a una combinación de variables:
- Baja percepción de riesgo entre jóvenes y adultos.
- Persistencia del estigma, que inhibe la realización de pruebas.
- Cobertura desigual de servicios de diagnóstico, sobre todo en zonas marginadas.
- Dificultades para iniciar tratamiento oportunamente, con casos en los que la atención comienza meses después del diagnóstico.
Mientras países con mejores indicadores comienzan el tratamiento el mismo día, en México hay servicios que tardan entre tres y cinco meses en iniciar el esquema antirretroviral.

Iniciativas ante un escenario urgente
Para enfrentar estos retos, diversas organizaciones impulsaron la Red de Respuesta al VIH, cuyo objetivo es acercar información, reducir el estigma y mejorar el acceso a prevención y diagnóstico.
No obstante, especialistas insisten en la necesidad de sacar las pruebas de VIH de los servicios tradicionales y llevarlas a espacios comunitarios, centros escolares, consultas de salud materna y puntos de encuentro de poblaciones prioritarias.
México llega a 2025 con un ritmo de transmisión cercano a 500 nuevos contagios semanales, un desafío que obliga a replantear estrategias y fortalecer la infraestructura médica para evitar que la curva siga al alza.