La violencia derivada de la fractura interna del Cártel de Sinaloa ha alcanzado de lleno al principal destino turístico del estado. Desde que estalló el enfrentamiento entre las facciones de los llamados mayitos y chapitos en septiembre de 2024, los indicadores de violencia en Mazatlán se han disparado: los asesinatos crecieron 227 % y las denuncias por desaparición aumentaron 83 %, de acuerdo con datos oficiales.
El conflicto, originado tras la supuesta traición de uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán que derivó en la entrega a Estados Unidos de Ismael El Mayo Zambada, ha extendido su onda expansiva desde Culiacán hacia el sur del estado. En la ciudad portuaria, los efectos se reflejan en un incremento sostenido de la violencia y en la desaparición de jóvenes, en su mayoría hombres.
Entre septiembre de 2024 y octubre de 2025 se registraron 553 denuncias por desaparición en Mazatlán, de las cuales 404 permanecen vigentes. La cifra prácticamente duplica los reportes del año previo, cuando se contabilizaron 296 casos. Casi la mitad de las víctimas son personas de entre 18 y 29 años, lo que apunta a una tendencia preocupante de reclutamiento forzado por parte del crimen organizado.
La violencia letal también ha escalado. Solo entre enero y septiembre de este año se documentaron 95 asesinatos en el puerto, una cifra que supera la totalidad de homicidios registrados en 2022 y 2023 juntos. El repunte comenzó a notarse a partir de octubre de 2024, un mes después del inicio formal del enfrentamiento interno en el cártel.
El alza de los delitos no se limita a los homicidios. Las denuncias por narcomenudeo crecieron 70 %, con 91 casos hasta septiembre, mientras que las lesiones dolosas con arma de fuego o blanca aumentaron 12 %, con 589 registros. El robo de vehículos, automóviles y motocicleta, también reportó un incremento de 63 %, con 840 casos en lo que va del año.
La escalada violenta ha tenido rostros concretos. En las primeras semanas de octubre, tres jóvenes, dos adolescentes de 15 y 17 años y un duranguense de 2, desaparecieron con pocos días de diferencia. También fue privada de la libertad María de los Ángeles Valenzuela, integrante del colectivo Corazones Unidos por una Misma Causa, quien buscaba a su padre y a su primo desaparecidos.
Expertos en seguridad advierten que la expansión del conflicto en Sinaloa podría replicarse en otras zonas del país donde coexisten las facciones enfrentadas del cártel, como Baja California, Sonora, Durango y Coahuila. Mazatlán, que hasta hace un año era considerado un bastión controlado por un solo grupo criminal, hoy enfrenta el desafío de contener una violencia que amenaza su estabilidad turística y económica.
El “paraíso del Pacífico”, emblema del turismo sinaloense, se encuentra ahora en el epicentro de una guerra que no solo se libra en la sierra o en Culiacán, sino también en sus calles, playas y colonias populares. La disputa por el poder dentro del Cártel de Sinaloa ha transformado a Mazatlán en un nuevo frente de una confrontación que sigue cobrando vidas y desaparecidos.