La crisis climática nos acecha desde diferentes flancos

La crisis climática nos acecha desde diferentes flancos

julio 5, 2022

Crisis en el océano

Durante la Conferencia sobre los Océanos llevada a cabo en Lisboa en 2022, el Titular de la ONU, Antonio Guterres, declaró que nos enfrentamos a una “emergencia oceánica” y también mencionó que no puede haber “un planeta sano, sin un océano sano”.

Lo que queda más que claro es que no se está haciendo lo suficiente por cuidar nuestros mares y esto en consecuencia tiene el potencial de desencadenar muchos problemas para la humanidad; desde el riesgo para infinidad de especies debido a la contaminación, la pérdida de arrecifes, el retraso en los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo sostenible, la reducción en la producción de alimento proveniente del mar; hasta el aumento en el nivel de los océanos que puede acarrear cambios en el paisaje continental.

Sí, esto último quiere decir que hay sitios alrededor del mundo que se exponen a verse sepultados bajo el agua como si de un film apocalíptico se tratara; sin afán de causar pánico, pero tal vez va siendo hora de tomar el asunto en serio y poner manos en acción.

Si los océanos ganan en salud, ganamos todos, pues de acuerdo con Guterres, si se implementan medidas para una gestión sostenible de los océanos, esto podría ayudar a que los mares produzcan hasta 6 veces más alimento y 40 veces más energía renovable de lo que se produce actualmente.

 

Crisis alimentaria

El problema del abasto de alimentos y las hambrunas es algo contra lo que la humanidad parece luchar desde sus inicios y podría pensarse que con tantos avances en materia tecnológica, estos problemas son cosa de un pasado lejano.

Y, sin embargo, según menciona ‘The New York Times’ en su artículo “Una catástrofe alimentaria en camino”, tan solo antes de que la guerra entre Rusia y Ucrania comenzara, ya había 800 millones de personas padeciendo hambre crónica.

Es evidente que esto no ha hecho más que empeorar con el conflicto bélico antes mencionado, pues ambos países representan el 12% de las calorías que se comercializan a nivel mundial; lo que Rusia y Ucrania  producían era suficiente alimento para 400 millones de personas.

Este conflicto que solo dejará perdedores, millones y millones de perdedores.

Y antes de pensar; –Pero ese asunto está a kilómetros de mí, no puede afectarme tanto.

Es hora de un golpe de realidad, pues el precio de los alimentos ha aumentado un 58,5%, entre ellos el costo de elementos esenciales en la dieta como son los cereales.

No suena descabellado entonces pensar que el fantasma de una catástrofe alimentaria se cierne sobre nosotros al sumar los estragos de la guerra, el cambio climático y los efectos a largo plazo que la reciente pandemia nos ha dejado.

 

Las amenazas que no se pueden ver

La crisis ambiental puede desencadenar otro problema no evidente a simple vista; pues las perturbaciones medioambientales podrían vincularse a mayor propensidad de que emerjan epidemias. Ya la ONU ha mostrado su preocupación ante la posibilidad de que una crisis desencadene otra; pues al romperse el equilibrio natural que nos protege de diversos riesgos microscópicos, los humanos quedemos más expuestos a patógenos y que, por lo tanto, enfermedades zoonóticas.

Es decir, existe un riesgo latente a que aquellas enfermedades de orígenes animales hagan un salto entre especies más fácilmente, como ocurrió con el  virus SARS-CoV-2, que nos llevó a la reciente pandemia de Coronavirus.

La humanidad se enfrenta a una época de profundos contrastes, entre los grandes avances tecnológicos que a veces parecen sacados de una ficción futurística, o tal vez de Terminator, dependiendo qué tan optimistas seamos.

A vernos ante algunas severas problemáticas que pueden llevar a preguntarnos si acaso hemos llegado al principio del fin y el Planeta Tierra está a punto de hacer un cambio de administración.

  • Montse Wimber