Tras años marcados por fricciones y señalamientos desde el Gobierno federal, la empresa española Iberdrola ha decidido cerrar definitivamente su presencia en México. Según reportes del medio especializado El Confidencial, la energética europea ya trabaja con el banco de inversión Barclays para desprenderse de sus últimos activos en el país.

La operación incluiría la venta de 15 plantas de energía renovable valuadas en aproximadamente 4 mil millones de euros, es decir, alrededor de 4 mil 700 millones de dólares. De concretarse, esta sería la salida total de Iberdrola del territorio mexicano, luego de haber vendido el 55 por ciento de sus activos a inicios de 2024 al fondo México Infrastructure Partners (MIP) por 6 mil millones de dólares.

Aquella transacción fue celebrada por el Gobierno federal como una “nueva nacionalización” del sistema eléctrico, al fortalecer el control de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el mercado. Sin embargo, analistas y fuentes cercanas a la empresa apuntan a una razón distinta: la creciente preocupación por la falta de certidumbre jurídica y fiscal en el país.

Hasta ahora, ni Iberdrola ni Barclays han emitido comentarios oficiales sobre la operación. En México, la empresa también ha evitado hacer declaraciones al respecto.

Este miércoles, Iberdrola presentó su informe financiero semestral, en el que destaca una inversión global de 5 mil 870 millones de dólares, principalmente destinada a proyectos en Reino Unido y Estados Unidos. En contraste, el documento revela que la inversión en México apenas representa el 1 por ciento del total, con una caída de 32.2 por ciento en ventas respecto al año anterior, reflejo de la desinversión progresiva que ha mantenido la firma en territorio nacional.

La posible salida definitiva de Iberdrola representa un nuevo capítulo en la relación compleja entre el sector energético privado y el actual Gobierno, que ha impulsado una política energética centrada en el fortalecimiento de las empresas del Estado.