Las prácticas sexuales entre personas heterosexuales y aquellas con una orientación o identidad distinta son más similares de lo que dictan los prejuicios. Así lo muestra la Encuesta Nacional sobre Conducta Sexual en México, cuyos resultados cuestionan estereotipos arraigados y llaman a replantear políticas públicas de educación y salud.
El levantamiento, realizado por la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC) con base en un diseño de la Organización Mundial de la Salud (OMS), revela que factores como el inicio de la vida sexual, el número de parejas o la frecuencia de diversas prácticas no varían significativamente entre poblaciones heterosexuales y no heterosexuales.
De acuerdo con los datos, entre 63 y 66 % de los encuestados reportaron haber tenido relaciones sexuales en las últimas cuatro semanas, sin diferencias de peso entre orientaciones sexuales. El promedio de parejas a lo largo de la vida también se mantiene cercano: la mediana en mujeres, tanto heterosexuales como no heterosexuales, es de dos, mientras que en los hombres oscila entre cinco y diez.
“El mito de que la diversidad sexual implica una vida con múltiples parejas no corresponde a la realidad. Las diferencias no son tan grandes como a menudo se piensa”, explicó en entrevista con el medio nacional Animal Político Eusebio Rubio-Aurioles, fundador de la AMSSAC y especialista en sexualidad humana por la Universidad de Nueva York.

Tabúes superados
La encuesta confirma la generalización de prácticas antes consideradas tabú. Más del 98 % de los participantes reportaron haber tenido sexo oral, independientemente de su género u orientación. El coito anal, por su parte, fue registrado por 81.9 % de los encuestados, con mayor frecuencia en la población no heterosexual, aunque no de manera universal. La masturbación también se reporta en más del 98 % de todos los grupos.
Los hallazgos muestran, según Rubio-Aurioles, que las etiquetas de identidad u orientación sexual no determinan de manera rígida la conducta erótica. Esto tiene consecuencias directas en la atención médica: “Los diagnósticos suelen hacerse a partir de supuestos, cuando la evidencia demuestra que la conducta es mucho más diversa”, apuntó.
Implicaciones para la salud pública
La Encuesta Nacional sobre Conducta Sexual, aplicada a 3 mil 416 personas con un promedio de edad de 37.7 años, busca generar información útil para diseñar políticas más ajustadas a la realidad. Entre otros datos, reporta que la edad mediana de inicio de la vida sexual es de 18 años, sin diferencias entre orientaciones, lo que contradice percepciones generalizadas sobre una supuesta mayor precocidad en jóvenes no heterosexuales.
Para la AMSSAC, los resultados deben servir de insumo a tomadores de decisiones en educación, salud y políticas públicas. “Es fundamental reconocer que las personas no heterosexuales no conforman un grupo homogéneo. Lo diverso de la diversidad es uno de los principales aprendizajes”, sostuvo Rubio-Aurioles.
El especialista enfatiza que, al difundir información confiable, se reducen los prejuicios y se favorece la comprensión social de la sexualidad. “Entre más se conocen los datos, más difícil resulta sostener ideas rebasadas”, señaló.
La encuesta también será eje de discusión en el 13 Congreso de la Salud Sexual, que la AMSSAC celebrará en octubre.
Con información de Animal Político