noviembre 26, 2018
El cáncer de próstata ocupa el cuarto lugar de todas las enfermedades cancerígenas y es el segundo más común entre hombres. Aproximadamente uno de cada siete hombres será diagnosticado con esta enfermedad en el transcurso de su vida.
Desde la Universidad de Colima, un equipo de científicos trabaja en un proyecto de investigación encaminado a determinar nuevos usos de algunos fármacos antiinflamatorios para mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer de próstata.
Por Pedro Zamora Briseño
Colima, Colima. 23 de noviembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Luego de un largo periodo sufriendo molestias al orinar, el profesor Ramón Briseño Herrera se realizó en mayo de 2017 una prueba de antígeno prostático, que arrojó un nivel de 16.8 nanogramos por mililitro de sangre (el máximo normal es de 4.0), por lo que buscó una cita médica en su clínica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en la ciudad de Guadalajara, que le fue programada para el 5 de julio siguiente.
Preocupados, sus hijos lo motivaron a ver antes a un urólogo particular, quien en lugar de ordenarle estudios únicamente le recetó medicamento para una infección. Las molestias no se alejaron y cuando llegó la fecha de su cita en el ISSSTE, su médico familiar lo canalizó a radiología para la realización de una biopsia. Debido a que el radiólogo se encontraba de vacaciones y no había suplente, el estudio le fue programado hasta el 15 de agosto, lo que lo orilló a recurrir a un laboratorio privado, donde a finales de julio recibió la noticia de que tenía cáncer en la próstata.
Ante la tardanza de los tiempos de atención en el ISSSTE, una de sus hijas, doctora del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo inscribió en esta última institución, donde el 11 de octubre de ese mismo año fue intervenido quirúrgicamente, con un nivel de antígeno prostático que ya se había elevado a 22. Semanas después, su oncólogo se alarmó al darse cuenta de que a pesar de la operación, sus niveles de antígeno solo habían bajado a 10. Ante el riesgo de la aparición de un nuevo tumor, le prescribió doce inyecciones, de aplicación mensual cada una, y 35 radiaciones que le fueron realizadas entre los meses de abril y junio de 2018.
Como consecuencia de este último tratamiento, sufrió intensa diarrea, pues se le estaba destrozando la flora intestinal, además de que se vio obligado a prescindir de los lácteos, las grasas y el picante. Sin embargo, tras estos tratamientos su nivel de antígeno prostático bajó a 0.01.
De acuerdo con la indicación médica, debió esperar tres meses para realizarse una nueva prueba, que no debía rebasar un nivel de dos para evitar el tratamiento de quimioterapia. El análisis fue realizado el 10 de octubre y afortunadamente el resultado del nivel de antígeno prostático fue nuevamente de 0.01. No obstante, deberá continuar en periodo de observación, que paulatinamente se irá espaciando hasta hacerlo cada año.
Profesor jubilado de secundaria en el área de las ciencias sociales, Ramón Briseño cumplió 71 años de edad en abril pasado. Cuenta en entrevista que desde hace más de diez años había empezado a notar cambios en su orina, que se tornó espesa y de un olor penetrante. Ante ello, recurrió a remedios naturistas, entre ellos la ingesta de jugo de jitomate, pero solo obtenía mejorías temporales. Después de buscar otras opciones, visitó a un homeópata, quien le dijo que tenía el llamado “mal del caballo” y le recetó medicamentos que igualmente no lo curaron.
Su oncólogo le informó que su tipo de cáncer es el más peligroso, expansivo, blanquecino y azuloso, que avanza con mucha rapidez y una característica es que no ocasiona dolor. Esta circunstancia provoca que cuando es detectado generalmente el paciente ya está invadido.
Desde que le fue diagnosticada la enfermedad, Ramón Briseño ha vivido un calvario, pero su fortaleza de ánimo le ha permitido sobreponerse y conservar una actitud positiva con la que ha logrado mantenerse en la lucha por la vida.
Aunque su primera reacción tras recibir la noticia fue encerrarse, renegar, llorar y preguntarse por qué a él le ocurría esto si todavía se encontraba fuerte y tenía mucho por delante, poco a poco fue aceptando la enfermedad y se dispuso a hacerle frente con una actitud positiva. Durante el periodo de las radiaciones, su ánimo y espíritu bromista contagió a los demás pacientes en la sala de espera de ese departamento en el Centro Médico de Occidente, al grado de que muchos de los enfermos le dieron las gracias por ayudarles a ver la enfermedad con un mejor ánimo.
Los radiólogos que lo atendieron se mostraron sorprendidos de que a pesar de ser el paciente con el cáncer más peligroso había sobrevivido, mientras que otros enfermos morían durante el proceso. “No se estrese, siga adelante, esa actitud es la que lo va a curar; antes de su llegada, la gente se la pasaba aquí llorando, y en todo este tiempo usted cambió el ambiente aquí”, le dijeron.
Sin negar que todavía hay ocasiones en que lo invade la tristeza, el profesor Ramón Briseño está seguro de que si se hubiera mantenido en la negación y el desánimo de su primera etapa ante la enfermedad, habría muerto rápido como consecuencia de la gravedad de su cáncer, pero actualmente se siente fuerte y seguro de que logrará salir adelante.
En medio de la experiencia que le ha tocado vivir, el profesor desea enviar un mensaje a todos los hombres de 40 años o más a realizarse periódicamente el examen de antígeno prostático, con el propósito de prevenir o detectar a tiempo la aparición del cáncer en la próstata, para el que hay mayores probabilidades de curación cuando se diagnostica en una etapa temprana.
En este marco, el doctor Iván Delgado Enciso, profesor investigador de la Universidad de Colima (Ucol) y coordinador de Investigación del Instituto Estatal de Cancerología (IEC), coordina actualmente un equipo de trabajo en torno a un proyecto de investigación encaminado a determinar nuevos usos de algunos fármacos antiinflamatorios para mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer de próstata.
Señala que desde hace algunos años se dio cuenta de que algunos fármacos antiinflamatorios podrían servir como auxiliares en el tratamiento de varias neoplasias, a partir de pruebas de células en cultivos de laboratorio, posteriormente en animales de experimentación y actualmente se encuentra en periodo de validación en pacientes humanos.
De acuerdo con el proyecto de investigación, que se desarrolla con apoyo financiero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), los fármacos investigados generalmente son de patente vencida, lo que quiere decir que no son caros y “creemos que sí tienen un efecto benéfico”.
Sin embargo, se reserva los nombres de los medicamentos sometidos a pruebas para evitar que la población genere expectativas antes de que su utilidad sea confirmada científicamente.
“Estamos comprobando que uno de esos fármacos tiene efecto antineoplásico en humanos y al parecer también una mejora en la calidad de vida de pacientes con cáncer de próstata avanzado, pues este proyecto va dirigido a ellos, que tienen opciones de terapia muy limitadas o agresivas; desgraciadamente este tipo de cáncer afecta mucho a personas de edad avanzada y las quimioterapias a veces no las toleran muy bien, el médico oncólogo considera que no es factible, o bien los pacientes no aceptan la quimioterapia”.
Ante lo anterior, Delgado Enciso considera importante tener una alternativa con efectos secundarios adversos menos fuertes que pudieran ayudar en algún sentido, o bien si reciben la quimioterapia, que sea un medicamento auxiliar para ayudar. Hasta ahora, los resultados de esta investigación son que sí hay un efecto benéfico y en los próximos meses estarían listos los resultados finales para ser publicados en una revista internacional.
El investigador explica que una de las líneas de investigación del laboratorio consiste en buscar una nueva utilidad a fármacos comunes, baratos, de fácil acceso, en contra del cáncer, porque muchos procesos a nivel celular tienen que ver con cuestiones de inflamación, no necesariamente con inflamación visible, sino una que favorece la formación de nuevos vasos sanguíneos o que las células crezcan más.
“La inflamación es un proceso complejo, entonces algunos antiinflamatorios afectan ahí, pero no todos, por ejemplo probamos la aspirina y aunque es el antiinflamatorio por excelencia, no tuvo un efecto en contra del cáncer, pero sí algunos de otro tipo”.
Delgado Enciso refiere que aunque los fármacos se venden para una cosa, también pueden atacar o perjudicar otra, esto es, sus efectos son muy diversos y cada fármaco tiene efectos diferentes, entonces algunos que se venden como antiinflamatorio también tienen un efecto colateral contra algún tipo de cáncer y nosotros estamos valorándolo en el de próstata.
—¿Sería exclusivamente para mejorar la calidad de vida del paciente o hay posibilidades de que ayude en el combate de la enfermedad?
—En estudios que realizamos en células, esto es, en ensayos in vitro adentro de un laboratorio, y en ensayos donde generamos un tumor de cáncer de próstata en unos ratones, vimos que sí tenía un efecto contra el cáncer, en hacer más lento su crecimiento e incluso ayudar a reducir los tumores, por lo que sí hay un efecto directo en contra del cáncer, no solo en calidad de vida.
“Lo que estamos viendo ahorita en pacientes es que mejora la calidad de vida y los resultados directos en contra de la neoplasia del cáncer en sí están actualmente en proceso, pero es más fácil y evidente observar las cuestiones de calidad de vida, que te puedo decir que al parecer si está mejorando, y los resultados finales en efectos del cáncer creemos que sí pudiera funcionar, estaría en unos meses, hasta que el estudio se cierre, porque son estudios en los que no analizamos los resultados hasta que se termina la investigación, pero el análisis de su efecto en pacientes sí está siendo alentador y sí tenemos indicios de que será un resultado positivo”.
El académico explica que los resultados podrán enriquecer los tratamientos contra el cáncer de próstata, pero considera importante señalar que el avance para encontrar tratamientos nuevos en cáncer es lento, como cualquier otra enfermedad, es decir, se hace una investigación y aunque arroje resultados positivos no significa que automáticamente se pueda usar, sino que esa investigación da pie a hacer una más grande y otra más, y el paso final es que se pueda recomendar a los médicos para que se dé.
En este caso, Delgado Enciso expone que su línea de investigación ha abarcado desde encontrarlo en ensayos de laboratorio hasta transferirlo a pacientes y generar información que probablemente en varios años pueda llevar a recomendarse de manera general, pues actualmente se encuentra en etapa de experimentación y de análisis, pero va por buen camino.
Menciona que un aspecto importante es que este trabajo surgió desde una tesis de licenciatura de la Universidad de Colima probando células y que va avanzando hacia su uso en humanos, que es parte de la filosofía de descubrir algo y llevarlo hasta que finalmente se concrete a una utilidad en beneficio de los pacientes, que es donde existe esa vinculación entre la Ucol y el IEC para generar investigaciones que puedan proyectarse desde su descubrimiento hasta su aplicación y que ahora se encuentran en una etapa intermedia.
Iván Delgado Enciso recuerda que el cáncer de próstata se puede diagnosticar en una etapa temprana si la población acude a revisiones periódicas a través de exploración física, de antígeno prostático específico con un médico especializado que es el urólogo.
Si el paciente resulta con cáncer, hay que evaluar el estadio, qué tan avanzado está, y el urólogo y el oncólogo dan un tratamiento en el que inicialmente se trata de limitar la enfermedad al bloquear ciertas hormonas que favorecen el crecimiento de cáncer de próstata.
“Generalmente los pacientes responden muy bien, pero uno no sabe cuánto tiempo va a responder muy bien este tratamiento; puede llegar una etapa en la cual a pesar de la cirugía ya no funcione, entonces es ahí cuando hay que dar quimioterapia o radioterapia, que son estrategias más fuertes de tratamiento, a las que muchos pacientes responden bien, otros no tanto”.
Aclara que el propósito de su proyecto no es sustituir lo que ya está, sino que sea como un auxiliar, evaluándolo en etapas avanzadas de la neoplasia, porque los tratamientos auxiliares más avanzados son muy caros y además no son tan efectivos como se quisiera, por lo que la intención es generar tratamientos auxiliares que ayuden a los convencionales, pero que sean económicos, de fácil acceso para los pacientes o para el sector salud.
“No se pretende que un antiinflamatorio se convierta en estrategia de terapia principal, sino en un auxiliar que beneficie al paciente, porque en los pacientes de cáncer hay varios objetivos; en primer lugar, curar si se puede, pero si ya no se puede curar, se trata de estabilizar la enfermedad, y si ya no está estabilizada la enfermedad, se trata de que el paciente tenga mayor tiempo de supervivencia con una mejor calidad de vida”.
A juicio de Delgado Enciso, el cáncer de próstata es una de las principales neoplasias malignas en los hombres y como la expectativa de vida en la población cada vez es mayor, cada vez habrá y está habiendo más cáncer de próstata, “entonces sí es una neoplasia que hay que atender, es un problema de salud pública, pero ofrece muchas oportunidades de diagnóstico temprano, entonces aunque nosotros trabajamos la parte de terapia, lo primero que debe uno promover es diagnóstico oportuno, pues mientras más se detecte a tiempo, puede tener un tratamiento más exitoso en etapas tempranas”.
Ha habido avances en esta campaña de detección de cáncer de próstata, pero es parte de cambiar nuestra cultura. Nosotros como pacientes acudir con mayor frecuencia a estas revisiones tempranas, porque sin duda, por el simple hecho del envejecimiento de la población, cada vez habrá más cáncer de próstata porque entre más edad tenemos, mayores son las posibilidades de cáncer de próstata.
“Somos pioneros en el uso de antiinflamatorios en contra del cáncer, obviamente en el mundo puede haber muchos grupos, pero en este grupo de fármacos que nosotros estamos proponiendo, hemos sido los primeros en el mundo en evidenciarlo, incluso ya hay publicaciones de estudios en células y ratones, y sin duda va a ser un tema relevante en alguna publicación del año que entra”.
El médico Alejandro David Soriano Hernández, investigador del Instituto Estatal de Cancerología de Colima, menciona que su participación en el proyecto se ha dado en el esquema de la búsqueda de nuevos tratamientos con los antiinflamatorios sujetos a estudio, desde los ensayos in vitro con células de cáncer de próstata, así como en modelos animales en los cuales se ha probado el efecto de la reducción tumoral de esos fármacos.
Soriano Hernández es autor de la primera tesis de licenciatura en que se abordó el uso de antiinflamatorio contra el cáncer, asesorado por Iván Delgado Enciso, en tanto que su tesis de maestría dio el fundamento a valorar el efecto de esos fármacos en humanos, por lo que “la participación del doctor Alejandro Soriano ha sido fundamental porque prácticamente sus tesis de licenciatura y de maestría tuvieron que ver con generar fundamentos de uso de antiinflamatorios en humanos”, dice Iván Delgado.
A su juicio, la participación de David Soriano ha sido fundamental porque pocas veces se ve que un mismo laboratorio haga un hallazgo de laboratorio y que después trate de buscarlo en pacientes. “Generalmente llega a un hospital cuando alguien más ya lo probó en laboratorio, si lo quieres probar en humanos, o bien te quedas en laboratorio y otro grupo de investigación ya lo probará en humanos, entonces es parte de esta cadena donde está desde el hallazgo en laboratorio hasta querer probar su efectividad en humanos, y el doctor Soriano se formó en licenciatura y maestría con estos temas y el doctorado lo hizo en otra y ahora también forma parte del equipo de investigación”.
Soriano Hernández explica que durante su tesis de licenciatura realizó pruebas de antiinflamatorios no esteroideos, se probaron alrededor de ocho con un ensayo in vitro en cáncer cervicouterino, de los cuales se seleccionaron algunos fármacos que se llevaron a cabo en la tesis de maestría, que fue también probar esos antiinflamatorios en un modelo de ratón de cáncer de próstata. Ahí se seleccionaron de la tesis de licenciatura los mejores antiinflamatorios, cuatro fármacos, de los cuales uno de ellos es el que se está probando en el proyecto de cáncer de próstata, este antiinflamatorio tuvo resultados muy importantes tanto in vitro como in vivo. En algunos grupos hubo reducción tumoral, donde los ratones generalmente en un experimento viven más o menos 50 a 60 días, pero con ese fármaco que se probó en el proyecto, la supervivencia de los ratones alcanzó 100 días, esto es, 40 o 60 días más.
Alejandro Soriano Hernández es ingeniero bioquímico y estudió su licenciatura en el Instituto Tecnológico de Colima —perteneciente al Tecnológico Nacional de México (Tecnm)—, mientras que su maestría y doctorado en ciencias médicas los cursó con la asesoría del doctor Iván Delgado en la Facultad de Medicina de la Ucol.
Delgado Enciso puntualiza que el proyecto es un ejemplo de que las investigaciones y los resultados que se generan y finalmente llegan al uso cotidiano de un paciente, derivan del trabajo de muchos años y del seguimiento de investigadores que están desde un principio evolucionando la idea y que por último pueda usarse en humanos.
Para que un médico pueda recetar una pastilla, añade, tiene que haber atrás años de investigación y este caso puede llegar a ser un ejemplo de algo que se puede usar en humanos, aunque todavía estamos en el camino y cómo esta vinculación de la Facultad de Medicina de la Ucol y el IEC permiten tener esa línea de investigación desde los laboratorios hasta los análisis en pacientes, porque finalmente uno trabaja no para curar ratones, sino que uno genera información porque uno lo que quiere hacer es que algún día lo que tú trabajas y descubres, pueda ser usado en beneficio de los pacientes.
Información de CONACYT Prensa