Los cárteles mexicanos ya no solo trafican droga, también crudo. Y no solo cruzan fronteras, sino océanos.
Una investigación de las autoridades estadounidenses reveló que el huachicol robado en estados como Veracruz y Tamaulipas no solo termina en Texas: también llega hasta Japón, India, Turquía y Marruecos.
De acuerdo con los Departamentos del Tesoro y de Justicia de Estados Unidos, cárteles como el CJNG, el de Sinaloa y el del Golfo están detrás de una red internacional de robo, venta y exportación de crudo mexicano. Todo comienza con la ordeña de ductos de Pemex o mediante sobornos a empleados corruptos de la paraestatal.

En el centro de la operación aparece César Morfín, alias “El Primito”, líder del CJNG en Veracruz, quien organiza el cruce de pipas con crudo robado a Texas, donde son disfrazadas como aceite usado. Una vez en territorio estadounidense, el hidrocarburo es mezclado con combustible legal y vendido a precios atractivos a refinerías y comercializadoras.
Pero el golpe maestro no se queda ahí: parte del combustible llega hasta Asia y el norte de África. Según el Departamento de Justicia, países como India y Japón lo compran sin saber su origen ilícito. El dinero, ya limpio, regresa a los cárteles en México.
Pemex reconoció en un reporte a la SEC que en 2024 sufrió un aumento del 10.4% en el robo de combustibles, lo que equivale a 17 mil barriles robados cada día. Las pérdidas por este delito ascendieron a más de 20 mil millones de pesos, a pesar de haber desmantelado más de 11 mil tomas clandestinas.
Este nuevo escándalo no solo exhibe la red de corrupción interna en Pemex, sino que confirma que el crimen organizado mexicano ya juega en las ligas mayores del mercado energético global.