Diario de una pandemia. Día 64. La «novela de las siete» se acerca a un final trágico

Diario de una pandemia. Día 64. La «novela de las siete» se acerca a un final trágico

junio 3, 2020

Por Ernesto Núñez A. 

No todas las telenovelas tienen un final feliz. Y la que protagoniza Hugo López-Gatell todos los días a las 7 de la noche (la “novela de las siete”) se acerca a un trágico final.

No podía ser de otra manera cuando lo que ahí se narra es el desarrollo de una enfermedad desconocida, letal para la salud y para la economía, y muy perjudicial para la sociedad y para nuestra convivencia democrática.

En esa trama, el guion original era en sí mismo una tragedia de principio a fin.

Pero, en los primeros capítulos, el actor principal transmitía seguridad, certeza, credibilidad, confianza y esperanza.

Y, aunque siempre advirtió que el clímax no nos iba a gustar, su manera de decirlo hacía que la novela fuera muy didáctica, entretenida, incluso tranquilizadora.

Muy pronto, fue inevitable hacer el contraste entre el actor revelación de la 4T -una cara fresca, sencilla y joven- y el viejo actor de las mañanas -con sus gestos desgastados, su perorata lenta y repetitiva-. Y, en unas cuantas semanas al aire, la novela de las siete le ganó en rating a la programación de las mañanas.

Y, entonces, el actor protagónico se volvió un “rockstar”. Salió en las portadas de revistas -tanto las políticas como las del corazón-, protagonizó videos, podcasts, memes, historietas, tertulias, círculos de lectura y hasta programas infantiles. Le hicieron caricaturas, muñecos de acción, figurillas coleccionables, calendarios y en una de ésas hasta corridos.

Pero, como le ocurre a los futbolistas novatos que dan el campanazo en una temporada y se eclipsan en la siguiente, el doctor no pudo con la fama.

Sobre todo, porque ésta le llegó cuando las cosas comenzaron a salirse de control y el guion le exigía cada vez más improvisación y malabares.

Desde hace ya varios capítulos, el protagonista principal de la novela de las siete ha ido perdiendo la templanza, la humildad, el carisma y la tolerancia.

Sus mensajes contradictorios, las cifras que no cuadran, las predicciones que no se cumplen y, sobre todo, su pleito con las actrices y actores de reparto, han hecho de la novela de las siete un programa predecible con un protagónico infumable.

El actor abandonó el papel de médico y comenzó a actuar el de político. Y, hoy, algunas de sus respuestas son las de un propagandista y no las de un hombre de ciencia.

Este día, por ejemplo, lanzó un tuit que uno esperaría leer en el time line de Gibrán Ramírez o John Ackerman, pero no en el de @HLGatell: “La desinformación sembrada en periódicos, redes sociales y grupos de opinión fragmenta a la sociedad en este momento en el que necesitamos unidad. La investigación periodística también es un servicio público”.

Todo, por una columna de Carlos Loret en la que se insinúa que tuvo un gran pleito con la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien le habría reclamado no dar la información real sobre el desarrollo de la enfermedad en el Valle de México. Una versión nada descabellada en una situación de emergencia no exenta de diferencias entre el gobierno federal y el de la Ciudad, a la que Loret tituló: “Sheinbaum estalla contra Gatell”.

Una versión posible, pero no verificada. Una versión desde luego desmentible, pero que pudo ser atendida por una oficina de prensa, mas no por la comunicación directa del vocero de la pandemia en México y de la propia jefa de Gobierno, que también arremetió contra la diseminación de “fake news” en tiempos de pandemia.

En fin, esto provocó que Loret fuera nuevamente tema de conversación y sujeto de linchamiento en las redes sociales, mientras López-Gatell recorría los programas radiofónicos de la tarde para hacer control de daños.

La mejor entrevista, por cierto, se la hizo Denise Maerker, porque logró sacar al actor de su zona de confort, ponerlo fuera de su guion ensayado, y revelar al funcionario que ya no se halla en medio de la crisis y sus contradicciones.

Horas después, el subsecretario apareció en el capítulo 96 de la novela de las siete, en el Salón Tesorería del Palacio Nacional.

Llegó puntual, como siempre. Acompañado del doctor José Luis Alomía, quien leyó el informe técnico diario, como siempre. Iba vestido con saco y corbata, sin cubrebocas y cargando su inseparable termo negro… como siempre.

Su informe, como suele ocurrir todos los martes, traía malas noticias:

3 mil 891 casos nuevos, que es el registro máximo de contagios que se había presentado en un solo día, para sumar un acumulado total de 97 mil 326.

470 nuevos fallecimientos, para sumar 10 mil 637.

Los casos sospechosos también crecieron en más de 3 mil, para llegar a 42 mil 151 (uno de los registros más altos en este indicador desde que comenzó la pandemia), y los casos activos se mantienen apenas por debajo de los 17 mil.

Un dato que llama la atención en el informe de hoy es que, de los más de 97 mil casos confirmados acumulados en México, más de la quinta parte corresponde a personal de la salud. Esto quiere decir que 20 mil 217 médicos, enfermeros, laboratoristas y dentistas han enfermado de COVID 19 en su intento por curar a alguien o salvarle la vida. Y 271 de ellas y ellos han muerto.

En este episodio -como ya no ocurre con mucha frecuencia- el doctor López-Gatell dedicó más de 20 minuto a responder preguntas de la prensa.

Y aprovechó una de las primeras interrogantes para soltar una de esas clásicas frases que lo hacen famoso, pues es de ésas que va a dar a los titulares de la prensa. “Aprovecho para destacar algo que me parece ha quedado quizá no totalmente entendido en la población: no se ha acabado la epidemia, la epidemia de COVID sigue y, efectivamente, alguien mencionó que está en el máximo nivel, fui yo. La epidemia de COVID está en su máximo nivel de intensidad».

Máximo nivel de intensidad que contrasta con un dato que dio su compañero de equipo Ricardo Cortés, el del aumento de la movilidad en 16 estados de la República, según las mediciones que hacen Google, Twitter y Facebook y que son usadas como referencia por la Secretaría de Salud.

Es decir, el final de la Jornada Nacional de Sana Distancia y la “nueva normalidad” sí se están interpretando por la población como una especie de permiso para regresar a la calle.

Y, aunque la Ciudad de México, mantiene niveles de movilidad semejantes a los de las últimas semanas, los funcionarios admitieron que sí es muy notorio que mucha gente ha vuelto a sus actividades cotidianas, lo que pone en peligro todo lo que se ha hecho para controlar la enfermedad.

Con la confusión generada por el cambio de fase y de pedagogía pública, con el Presidente de gira, cuesta trabajo creerle al actor protagónico de la novela de las siete. Incluso cuando se pone serio, mira fijamente a las cámaras de televisión y recomienda, sugiere, pide, casi implora:

“Es muy importante resistir un poco más en la medida de lo posible. No salir a la vía pública para evitar contagiar o ser contagiados y, en ese sentido, lograr tener un mejor dominio de la epidemia a lo largo de las siguientes semanas o concretamente, por lo menos, hasta el 15 de junio, en donde anticipamos que varias de las curvas epidémicas, de la CDMX y del Valle de México, tendrán ya un declive, un descenso sostenido que nos permita tener mayor probabilidad de que no se reactive la epidemia».

Así acabó hoy la novela de las siete; con una nueva predicción, una nueva promesa, un nuevo límite a nuestra paciencia: el del 15 de junio.

Anótenlo en un papelito y péguenlo en la puerta del refrigerador: 15 de junio.

Si ese día ocurre lo que hoy anunció López-Gatell, podríamos estar ante el final, quizás no de la novela de las siete, pero sí ante el final de este Diario de una Pandemia.