La educación básica en México terminó 2025 en un punto crítico. Cambios constantes al currículo sin sustento técnico, la desaparición de mecanismos de evaluación y una política pública que prioriza becas sobre programas estratégicos han mermado el aprendizaje y elevado la deserción escolar, alertaron especialistas consultados por la asociación Educación con Rumbo.
El sistema atendió a 23.3 millones de estudiantes en el ciclo 2024–2025; sin embargo, las cifras de abandono escolar volvieron a encender alarmas: 2.8% en primaria y 7.5% en secundaria. La organización advirtió que estas tasas confirman que la continuidad educativa sigue en riesgo, especialmente en contextos de mayor vulnerabilidad.
Cambios curriculares sin evidencia y debilitamiento institucional
De acuerdo con Patricia Ganem, investigadora de Educación con Rumbo, los ajustes constantes al currículo, muchas veces definidos bajo criterios partidistas, han generado confusión y sobrecarga en el magisterio, responsable de implementar modificaciones que no cuentan con diagnósticos previos.
Ganem recordó que organismos internacionales como el Banco Mundial y la OCDE coinciden en que las reformas educativas requieren décadas para consolidarse, mientras que en México se han registrado cinco cambios curriculares en 20 años.
“No hemos encontrado una evaluación seria que motive estas modificaciones. Esto afecta directamente la planeación escolar y obliga a los docentes a una adaptación permanente sin el acompañamiento necesario”, señaló.
La especialista lamentó también la desaparición de organismos dedicados a la evaluación, como Mejoredu, lo que ha limitado la producción de diagnósticos confiables y comparables. “Llegará un momento en que no podremos evaluar qué funciona y qué necesita apoyo en las escuelas”, advirtió.
Becas como eje central: una política insuficiente
Otro foco rojo detectado por la organización es la orientación del presupuesto educativo, que privilegia becas por encima de programas de largo plazo. Aunque Ganem reconoció que los apoyos económicos son importantes, señaló que se han convertido en el centro de la política pública “perpetuando carencias estructurales”.
En contraste, países como Uruguay, Perú y Colombia han optado por programas sostenidos de conectividad, jornadas extendidas y financiamiento multianual, lo que ha permitido avances consistentes en aprendizaje, participación familiar y motivación docente.
En México, recordó, la eliminación del Programa Escuelas de Tiempo Completo dejó inconclusos los avances en materia de equidad y calidad educativa, afectando a 3.6 millones de estudiantes.
Llamado urgente a retomar la evaluación y políticas de Estado
Para las especialistas, la salida a esta crisis exige reconstruir una política educativa de Estado, alejada de intereses sindicales o partidistas. Paulina Amozurrutia, directora de Educación con Rumbo, señaló que las estrategias deben volver a colocar a las infancias en el centro.
Propuso ampliar jornadas, fortalecer la lectura a través de vínculos con familias, impulsar ferias del libro, crear huertos escolares e incorporar estrategias STEM diferenciadas según las regiones del país.
“Urge regularizar, evaluar y emparejar la cancha en las habilidades que marca la OCDE. Debemos dejar atrás los subsidios de corte clientelar que buscan incidir en el voto más que mejorar la educación”, afirmó.
Con el cierre de 2025, la advertencia es clara: sin evaluación, profesionalización docente ni continuidad institucional, México se adentra en una crisis educativa que dificultará el desarrollo de las próximas generaciones.