En el mensaje por los siete años de la llamada Cuarta Transformación, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que la inflación está “controlada” y que los homicidios disminuyeron 34 % desde 2018. Sin embargo, la evidencia disponible apunta a que ambos planteamientos son, en el mejor de los casos, engañosos.

El punto más crítico del discurso presidencial gira en torno a la afirmación sobre la reducción de la violencia. Mientras la mandataria habló de una caída de 34 %, las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran una disminución menor: 20,096 homicidios dolosos entre enero y octubre de 2025, frente a 28,118 del mismo periodo de 2018. La reducción real es de 28.5 %, lejos de la cifra que la presidenta presentó ante miles de asistentes en el Zócalo.

Además, especialistas consultados por organizaciones de verificación han señalado que el Gobierno suele realizar comparaciones selectivas, eligiendo tramos de tiempo que maximizan aparentes logros. Esto ha generado dudas sobre la transparencia con la que se comunica el fenómeno de la violencia, uno de los pendientes más graves del país durante los últimos dos sexenios.

Aunque Sheinbaum dedicó buena parte de su discurso a resaltar avances económicos, como la inflación o la creación de empleo, estos también fueron cuestionados. La inflación general sí se ubica en 3.57 %, dentro del rango de Banxico, pero la inflación subyacente, la que mide la tendencia real de los precios, continúa en 4.28 %, fuera del objetivo del banco central por sexto mes consecutivo.

En materia de empleo, la mandataria dijo que en 2025 se habían creado 551 mil plazas formales. El IMSS reporta 400,671: la cifra más baja desde 2015, sin contar la pandemia. Y si bien la tasa de desempleo es de 2.6 %, más de la mitad de la población trabajadora, 55.7 %, sigue en la informalidad.

En seguridad, economía, empleo, obras como el Tren Maya o derechos como el acceso a medicamentos y la libertad de prensa, el discurso presidencial apuntó a avances contundentes. La revisión de datos oficiales muestra, sin embargo, un país donde las cifras cuentan una historia más matizada y menos triunfalista que la narrada en el Zócalo.

Más allá de la narrativa, subsiste el reto central: que la medición del desempeño gubernamental no se base únicamente en frases celebratorias, sino en indicadores verificables que permitan evaluar con claridad los alcances reales de esta administración.