El alcalde morenista Diego Castañón promete acceso gratuito al mar, aunque con las mismas reglas que antes alejaron al turismo.

Después de años en que los turistas tuvieron que pagar por pisar la arena, el Ayuntamiento de Tulum, encabezado por el morenista Diego Castañón Trejo, anunció con bombo y platillo la apertura de playas “sin cobro”. Sin embargo, el acceso gratuito llega con letra chiquita: no se puede entrar con alimentos, bebidas, hieleras ni sombrillas. Es decir, la playa es libre… siempre y cuando se consuma dentro de los negocios aliados al programa.

El proyecto, llamado Acceso a la Playa para todas y todos, busca revertir la baja afluencia turística que ha golpeado al destino. Castañón difundió en redes sociales un video en el que presume el nuevo modelo: “Todos los turistas nacionales e internacionales pueden venir sin costo alguno. No pueden traer alimentos ni bebidas, ni sombrillas. Si quieren consumir, tienen que hacerlo aquí, en este gran lugar que es la Eufemia”, dijo sonriente el edil, acompañado de empresarios locales.

La iniciativa llega justo cuando Tulum enfrenta una caída del 8.4 por ciento en la ocupación hotelera, según el Sistema de Información Turística de Quintana Roo. En el último registro, el destino reportó apenas 62.6 por ciento de aforo, el más bajo de la Península.

La paradoja no pasa desapercibida: Morena, el partido que gobierna el municipio y que durante años ha criticado la privatización de las playas, ahora presume un “acceso libre” con reglas que terminan beneficiando a los mismos locatarios que antes cobraban por pasar.

El parque El Jaguar, por ejemplo, mantiene tarifas de hasta 255 pesos para locales y 415 para extranjeros. Otros hoteles, con playas concesionadas, continúan limitando el acceso a sus huéspedes. “La gente no sabe que ya no hay cobro, piensan que sí”, admitió el propio alcalde, mientras los comerciantes de la zona publicaban un video pidiendo disculpas por los abusos cometidos en el pasado.

“Ni el mar sabe qué le pasó a Mahahual y a Tulum”, se escucha en la grabación difundida por redes. “El turismo nos abandonó y ahora tenemos que pagar por los platos rotos. Les prometemos que si nos perdonan nunca más los trataremos mal”.

La autocrítica llega tarde. Los turistas, cansados de precios inflados, abusos y reportes de inseguridad, abandonaron lo que alguna vez fue el paraíso chic del Caribe mexicano. Y ahora, con la temporada baja encima, la administración morenista intenta lavarse la cara con una medida que suena más a estrategia de emergencia que a política pública.

En Tulum, la playa volvió a ser “de todos”, pero solo bajo el sol ardiente y sin una botella de agua. Morena celebra la apertura; el turismo, de momento, no parece tan convencido.