Culiacán atraviesa una de sus etapas más violentas en décadas. En el último año, la guerra interna entre facciones del Cártel de Sinaloa ha dejado un saldo de al menos dos mil personas asesinadas y más de tres mil desaparecidas, de acuerdo con cifras de colectivos de búsqueda en la entidad.
En medio de ese escenario, madres de personas desaparecidas organizadas en brigadas recorren comunidades y calles de Culiacán y Navolato, bajo la vigilancia de fuerzas federales y ante la presencia constante de “punteros”, quienes observan cada movimiento en la zona.
Las jornadas incluyen la colocación de fichas con fotografías de las víctimas en postes, muros y espacios públicos, en un intento por obtener información que conduzca a su paradero.
La actividad se desarrolla en medio de un clima de tensión, con retenes militares, escenas de violencia recientes y un contexto marcado por el control del narcotráfico en la región.

La disputa entre los llamados “chapitos” y “mayitos” ha convertido a varias localidades de Sinaloa en puntos críticos de la confrontación.
Lugares como Huertos del Pedregal y Campo Berlín, vinculados a hechos recientes de alto impacto, forman parte del recorrido de los convoyes que escoltan a los colectivos.
A pesar de la inseguridad y del estigma social, las brigadas continúan con sus acciones de búsqueda.
Para ellas, la prioridad sigue siendo encontrar a quienes permanecen desaparecidos en un estado que, según organizaciones locales, enfrenta un incremento sostenido en casos de violencia y desaparición forzada.