La detención en Paraguay de Hernán Bermúdez Requena, ex Secretario de Seguridad de Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto López, ha destapado lo que durante años se conocía en los pasillos políticos y de seguridad: la doble vida de un mando policiaco con vínculos con el crimen organizado.
Su trayectoria comenzó en los años noventa como director de Seguridad Pública en Tabasco y posteriormente al frente del sistema penitenciario estatal.
En 2019, con la llegada de López Hernández al gobierno, Bermúdez fue nombrado titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, cargo que ocupó hasta 2024. Durante su gestión, los homicidios dolosos en el estado se dispararon 83 por ciento.
Informes de inteligencia militar y del CNI lo identificaron como “Comandante H”, fundador y líder de La Barredora, grupo criminal surgido de facciones policiales con operaciones de huachicol, extorsión y narcomenudeo en la Chontalpa.

Documentos filtrados en los “Guacamaya Leaks” describen su red de expolicías y funcionarios estatales coludidos para cometer delitos en Tabasco.
Pese a las acusaciones, Bermúdez se mantuvo en puestos clave, protegido por su cercanía con López Hernández.
En diciembre de 2023, el estado vivió jornadas de violencia y narcobloqueos atribuidos a disputas entre células criminales; sin embargo, el entonces jefe policiaco insistió en negar la presencia del crimen organizado.
Contra Bermúdez existe una orden de aprehensión desde febrero de este año.
Antes de ser capturado en Sudamérica, logró salir de México y viajó por Panamá, España y Brasil.
Hoy, con una ficha roja de Interpol en curso, su caso vuelve a colocar bajo la lupa los mecanismos de selección de mandos de seguridad y los vínculos de exfuncionarios con estructuras criminales en el sureste del país.