El senador Gerardo Fernández Noroña, conocido por su retórica de austeridad y críticas a los excesos de otros políticos, enfrenta cuestionamientos tras revelarse detalles de su vida personal que parecen contradecir su discurso.

En 2013, Noroña criticaba que un vehículo pudiera costar más de un millón de pesos. Hoy, posee dos automóviles que, en conjunto, superan los 2 millones de pesos, según registros públicos y reportes de medios especializados. La revelación ha generado un intenso debate sobre la coherencia entre sus palabras y su estilo de vida.

Pero los vehículos no son el único lujo del senador. Su residencia en Tepoztlán, Morelos, valuada en 12 millones de pesos y adquirida mediante un crédito hipotecario, ha desatado críticas sobre la aparente contradicción entre su discurso y sus acciones. A esto se suman sus viajes en primera clase y su camioneta Volvo, que según analistas, refuerzan la percepción de una vida poco austera.

Fernández Noroña ha sido un férreo defensor de la austeridad en la política mexicana. Desde sus primeros años como legislador, no dudó en atacar a compañeros de cámara por sus “supersueldos” y seguros privados, exigiendo que vivieran con mesura y renunciaran a privilegios. “Viven del pueblo y traicionan al pueblo”, llegó a señalar en 2009.

Hoy, sus críticos argumentan que sus acciones parecen contradecir ese mismo mensaje, alimentando la discusión sobre si la austeridad que predica se aplica también a su vida personal o si se trata de una doble moral política.