Apenas una semana antes del asesinato del delegado de la Fiscalía General de la República (FGR) en Tamaulipas, Ernesto Cuitláhuac Vásquez Reyna, la propia institución federal había asegurado casi dos millones de litros de hidrocarburo en un operativo realizado en Reynosa, ciudad fronteriza con Estados Unidos.

El cateo, ejecutado por elementos de la Policía Federal Ministerial el pasado 26 de julio, permitió localizar y decomisar un millón 802 mil 650 litros de hidrocarburo en la colonia La Escondida, sin que se registraran detenciones. La diligencia fue encabezada por la Fiscalía Especializada de Control Regional, en coordinación con el Ejército, Guardia Nacional, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Protección Civil, bomberos, personal de Pemex y peritos federales.

Durante el operativo también fueron asegurados nueve tractocamiones, 12 motobombas, 39 tanques de almacenamiento (frac tanks), tres vehículos, dos generadores de energía y una barredora industrial. Todo quedó bajo resguardo del Ministerio Público Federal, quien inició una carpeta de investigación por delitos cometidos en materia de hidrocarburos.

El homicidio de Vásquez Reyna, ocurrido días después en la misma ciudad, llevó a la FGR a atraer el caso para realizar las primeras indagatorias. La dependencia no ha confirmado si existe una línea directa entre el decomiso de combustible y el ataque contra el funcionario, aunque ambas acciones ocurrieron en el mismo municipio y en un corto intervalo de tiempo.

Desde hace años, Reynosa ha sido identificada como uno de los principales bastiones del Cártel del Golfo, grupo criminal que mantiene una disputa territorial con otras células delictivas en la región.

El asesinato del delegado ha encendido las alertas sobre los riesgos que enfrentan los operadores federales en estados con fuerte presencia del crimen organizado, mientras las investigaciones continúan bajo reserva.