A la sombra del Palacio Legislativo de San Lázaro, varios diputados federales de Morena por Jalisco atraviesan la Legislatura sin pena ni gloria.
La mayor parte de ellos se limita a “levantar la mano”.
En la LXVI Legislatura federal, los diputados morenistas de Jalisco cobran más de 131,000 pesos mensuales, sin contar viáticos, pero prácticamente no trabajan.
Se trata de los legisladores Raúl Álvarez Villaseñor, Haidyd Arreola López, Claudia García Hernández, Marcela Michel y Carlos Ventura Palacios Rodríguez quienes no han presentado ni una sola iniciativa propia.
Otras cuatro diputadas morenistas jaliscienses si bien han presentado una iniciativa cada una, al momento todas están “pendientes” de aprobación, mientras que una sola, la presentada por Clara Cárdenas Galván, ha presentado seis propuestas, pero ninguna ha sido aprobada.
A pesar de esta inacción, los diputados de Morena siguen cobrando puntualmente los sueldos, además de recursos para sus “casas de enlace”, personal de apoyo y viajes.
Lejos del ideal de transformación prometido, su actuación se resume a seguir instrucciones de bancada y ausentarse del debate legislativo.
Al sueldo de por sí elevado de cada diputado federal se suman: $45,000 pesos en apoyo para atención ciudadana (casas de enlace), hasta $20,000 pesos mensuales para transporte y hospedaje; más personal contratado por honorarios pagados con recursos públicos.
Tampoco hay registro de comparecencias públicas, foros ciudadanos o rendición de cuentas en sus municipios.
En el Congreso de la Unión, los diputados federales de Morena por Jalisco brillan por su pasividad.
No presentan propuestas, no rinden cuentas y no construyen puentes con la ciudadanía. Pero eso sí: cobran puntualmente, viajan con recursos públicos y mantienen oficinas pagadas con dinero del erario.
