A pesar de que productos como el tomate, el chile y el limón han bajado de precio en el último año, el aumento en el costo de las carnes está empujando al alza la inflación de los alimentos en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Durante la primera quincena de junio, el rubro de alimentos, bebidas y tabaco registró una inflación anual de 5.28 por ciento, por encima de la inflación general que se ubicó en 4.51 por ciento.

El incremento más significativo se observó en la carne de res, que subió 14.3 por ciento anual, seguida por la carne de cerdo con un alza de 12.7 por ciento. Aunque el precio del pollo se había acelerado en mayo a raíz de un brote de influenza aviar en Brasil, logró moderarse en junio a una tasa de 7.4 por ciento anual, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Especialistas señalan que detrás de este comportamiento inflacionario hay múltiples factores: desde afectaciones climáticas que reducen la producción de alimentos, hasta distorsiones en la cadena de comercialización que elevan los precios de forma poco justificada. Además, el deterioro del poder adquisitivo entre los hogares de menores ingresos amplifica el impacto de estos aumentos.

El Banco de México (Banxico), en su más reciente Reporte sobre las Economías Regionales, advirtió que los precios pecuarios, como la carne de res y el pollo, mantendrán una trayectoria ascendente en lo que resta del año. Esta tendencia, indica el documento, está influida también por los movimientos en los precios internacionales de dichos productos.

La presión sobre los alimentos representa un desafío adicional para las familias mexicanas, especialmente aquellas que destinan una mayor proporción de su ingreso a la compra de productos básicos.