¿Por qué le damos tanta importancia a las marcas?

¿Por qué le damos tanta importancia a las marcas?

noviembre 4, 2019

Redacción

Tal vez por costumbre, tal vez porque le atribuimos a determinados logos una garantía de calidad y satisfacción, o tal vez por un fanatismo irracional; sea por la razón que sea, no podemos negar que le atribuimos una gran importancia a las marcas de los productos que consumimos; si no fuera gracias a este fetichismo, no tendrían sentido en absoluto la piratería y las imitaciones. Pero, ¿cuánto hay de cierto y cuanto de infundado en nuestra fe ciega por las marcas? ¿Realmente nos interesa la calidad de un producto o solamente queremos poder ostentar el logo de la marca de moda? En esta nota reflexionaremos sobre todos estos temas.

Muchas veces, una marca no asegura que el producto sea de buena calidad, sino que el único propósito que cumple es poder aumentar su precio. En esto influyen mucho el marketing y la publicidad, herramientas indispensables del mercado moderno que ayudan a crear una imagen ideal para los consumidores. Pero, aunque esto sea así, de ningún modo pretendemos que se interprete que se trata de algo perjudicial o malo. Si bien a veces la publicidad puede ser algo engañosa y constantemente nos está manipulando, es una vía muy efectiva para dar a conocer productos realmente buenos que tal vez no se valoran lo suficiente. El problema radica en creer ciegamente en la publicidad y no interpretarla con una mirada crítica; en caso de no interpretar que tratan de vendernos algo y la manera en que quieren hacerlo, podemos caer en un fanatismo insalvable, que está más cerca de una práctica religiosa que de un consumo inteligente.

Algo que tampoco se tiene a menudo es que muchas veces los productos de primeras marcas están hechos en las mismas fábricas que otros de segunda línea y similar calidad. Lo único que cambia en estos casos es una etiqueta, ya que en con respecto al producto son prácticamente similares. Esto ocurre en todo tipo de rubros. Desde la industria automotriz, pasando por la alimentaria, la indumentaria, la electrónica, hasta incluso la farmacéutica. ¿Cómo puede ser que varíe tanto el precio de una misma droga dependiendo solo de la marca del laboratorio que la produce? ¿Cómo puede ser que autos con el mismo motor y distinta carrocería cuesten hasta un % 50 menos que los de primeras marcas? Muchas personas podrían argumentar que no es lo mismo, que el cambio esencial está en la calidad de las terminaciones, pequeños detalles con un considerable valor agregado. Puede ser, algo que se le debe reconocer a las primeras marcas es su incansable búsqueda por la perfección. Aunque esto no significa que no puedan elaborar productos defectuosos, caso que ocurre muy a menudo por cierto. En resumen, nada nos asegura que cada vez que compremos algo de marca tendremos un producto de excelente calidad; tal vez la única certeza que podemos considerar es que tenemos más posibilidades de consumir algo cualitativamente mejor por el hecho de que una marca reconocida nos lo garantiza. Esta confianza se construye por repetición ―si lo compramos una vez y era bueno, seguramente siempre sea así― y por asociación, es decir, cuando otros nos lo recomiendan o nos convence la publicidad.

Una buena estrategia para conseguir los mejores productos y aprovechar las mejores promociones y ofertas es preguntar a los vendedores expertos del rubro o a alguien de nuestra confianza que conozca sobre lo que buscamos. También puede dirigirse a una tienda que ofrezca una buena variedad de productos de todas las marcas en su catálogo, como por ejemplo The Home Depot promociones, el distribuidor más grande de insumos de oficina, que continuamente ofrece grandes descuentos publicados en sus folletos.

Sin importar lo que consuma y cómo lo consuma, tiene que tener siempre en cuenta por qué lo hace y analizar si realmente lo compra porque le gusta estéticamente o porque encuentra la relación calidad-precio acorde a sus expectativas. El consumo inteligente fracasa cuando se sigue la corriente de moda, o se prefieren productos de mala calidad tan solo por su buena publicidad, sin darnos cuenta de que su valor real es mucho menos. Por esta razón, cada vez que compre, hágalo de la mejor manera.