marzo 29, 2020
Así como el momento de respuesta del gobierno en la crisis sanitaria es fundamental para aplanar la curva, la velocidad de reacción del gobierno es clave para evitar un crisis económica más profunda, con mayores consecuencias sociales que incrementan aún más la desigualdad en el país.
Por Gatitos contra la Desigualdad.*
Gatitos Contra la Desigualdad es uno de los diversos proyectos del INDESIG (Instituto de Estudios Sobre Desigualdad, A.C.). La iniciativa tiene por objetivo modificar las representaciones sociales que existen sobre las desigualdades y la justicia, comúnmente sustentadas en premisas erróneas, mediante comunicación de datos sencillos, verificables y de una manera divertida: Con muchas fotos de Gatitos. Miau.
Miau. Parece que no hay discusión sobre que tendremos crisis económica en México. Las estimaciones del (de)crecimiento del PIB para 2020 rondan entre una caída de 3% y 4%. Así como el momento de respuesta del gobierno en la crisis sanitaria es fundamental para aplanar la curva (o #HacerGatearLaCurva, como le llamamos), al igual la velocidad de reacción del gobierno es clave para evitar un crisis económica más profunda, con mayores consecuencias sociales que incrementan aún más la desigualdad en el país. Es por eso que en esta entrega hemos decidido hablar de las políticas sociales necesarias para combatir la desigualdad en tiempos de crisis económica.
El efecto de las crisis en la desigualdad
A diferencia de lo que se vivió durante la crisis de 2008-2009, hoy parece existir un consenso, aún en gobiernos más conservadores, de que es necesaria una política fiscal agresiva que logre aumentar la demanda en los países. Pero no solo eso, sino que además, disminuyan los efectos negativos, principalmente en los hogares más pobres o más afectados por la crisis. Esto puede estar relacionado con que hace 12 años se tenía otra narrativa sobre la desigualdad, y sobre quienes tenían que pagar (o no) los costos de la crisis.
Vale la pena dedicar un momento para recordar los efectos desastrosos y quiénes fueron los más afectados en la última crisis en el país, que tuvo su efecto más fuerte en México durante 2009. Entre 2008 y 2010, la pobreza aumentó en 3.32 millones de personas (44.4% a 46.1% de la población). Quienes se vieron más afectados fueron los jóvenes de entre 18 y 29 años, y los adultos de entre 45 y 59 años, para quienes la incidencia de pobreza aumentó en 4%1. De hecho, el ingreso de los más pobres, el decil I (10% más pobre) disminuyó… ¡11.4%!, mientras que el impacto en los hogares más ricos fue de un porcentaje menor. Es decir, impactos desiguales.
Como una de las causas más importantes en el aumento en pobreza, el desempleo se duplicó en el país (pasó de 3.7% a 6.4%), y afectó especialmente a los jóvenes: entre octubre de 2008 y 2009 se redujo 8% el total de empleos registrados ante el IMSS de personas de entre 20 y 24 años2.
En análisis de corte más cualitativo se encontró que, vía la pérdida o precarización de empleo, los hogares más vulnerables presentaron efectos de la crisis en 1) disminución del consumo, afectando frecuentemente la alimentación, 2) dificultando el envío de hijas e hijos a la escuela, llegando al caso extremo del abandono de estudios, 3) con la pérdida de seguridad social, pasando frecuentemente de un empleo formal a informal y 4) obligando al cambio de residencia en casos donde los ingresos fueron insuficientes para pagar alquiler o se buscó compartir gastos de vivienda con otros hogares.
Durante dicha crisis, la respuesta del gobierno en términos de política social no fue suficiente, lo que se hizo evidente en los resultados antes mostrados. El presupuesto de la SEDESOL creció 29% entre 2008 y 20093. El programa Oportunidades aumentó su presupuesto 41%, con 800 mil familias beneficiarias más entre 2008 y 2010, y aumentó de 8% (una vez descontada la inflación) en la transferencia promedio4. El programa 70 y más creció 83% y el de Estancia Infantiles incrementó 60%. El Programa de Empleo Temporal disminuyó 2% entre 2008 y 2009, pero aumentó 136% para 2010. En resumen, se fortalecieron programas sociales focalizados o con montos de transferencias débiles, sin mayor innovación en términos de política social. Es por tan débil respuesta que se presentaron efectos tan desastrosos en el país.
Combatir la crisis que se avecina
Las consecuencias de una crisis económica pueden simplemente cambiar la vida de millones de personas, por siempre. Hay testimonios de hogares que aún no se recuperan de la crisis económica de 1994 en México. Es por eso que los gobiernos deben apoyar directamente a los hogares más afectados con estímulos bien diseñados, y no a las grandes empresas, bancos o al sector financiero, como comenta Milanovic, así como ocurrió en la crisis de la primera década del siglo XXI, de acuerdo a académicos como Stiglitz.
De hecho, la coyuntura actual, con amplio consenso social mundial sobre la necesidad de expansión de políticas fiscales y gasto redistributivo, puede ser una gran excusa para innovar en términos de justicia recaudatoria y políticas sociales, y así garantizar mínimos dignos de protección social para toda la población, incentivando la demanda y logrando salir más rápido de la crisis.
Es por eso que para el 20 de marzo eran ya 45 los países que habían anunciado políticas sociales ante las crisis sanitaria y económica en puerta (a partir de tal fecha, se han sumado más de 10 países). En un recuento de tales políticas coordinado por Ugo Gentilini, del Banco Mundial, se han encontrado cambios o nuevas propuestas en al menos 65 programas sociales de asistencia social, 47 en seguridad social y 40 referentes al mercado laboral.
Son destacables las propuestas referentes a transferencias universales (con similitudes a un Ingreso Básico Universal, en el caso de Hong Kong, Singapur y Estados Unidos5), subsidios al pago de salario de empleados o transferencias a trabajadores por cuenta propia, en ocasiones condicionados a diagnosticados con Covid-19 o que se quedarán en casa (en Inglaterra, Irlanda, Nueva Zelanda, Italia, entre otros), fortalecimiento de seguros de desempleo o suspensiones de despidos (Holanda, Suiza, Italia, etc.) y políticas de cuidado, como pagos para familias que tendrán que cuidar se sus hijos con cierre de escuelas, dificultando acudir a empleos (Polonia, Corea del Sur, España y varios otros), entre muchas otras.
Las propuestas en la región Latinoamericana anunciadas en días pasados se caracterizan por centrarse en transferencias monetarias (comúnmente dirigidas al sector informal) y exención en pagos de servicios y deudas. Algunos ejemplos de política social que vale la pena destacar son:
Hemos profundizado en casos de países latinoamericanos, de diversas afinidades (izquierda y derecha), para evitar que se descarte la posibilidad de ejecutar políticas sociales ante la crisis con el argumento de que es algo que solo sucede en países ricos o de cierta afinidad política.
¿La 4T contra la crisis y la desigualdad?
A la luz del recuento anterior de medidas mundiales, es que nos preocupa la tibia respuesta del gobierno de López Obrador ante la crisis en México. Hasta ahora, podemos resumir lo que se ha planteado por el gobierno de la 4T en los siguientes puntos:
A la vista de las estrategias y políticas ejecutadas a nivel mundial ante la crisis económico-sanitaria, y la falta de respuesta contundente por el gobierno mexicano, es que algunas organizaciones de la sociedad civil han solicitado un plan económico más agresivo. Por ejemplo, UNICEF ha recomendado incrementar, al menos temporalmente, montos de becas para el bienestar y pensión de adultos mayores, así como “Activar formalmente el Programa para el Bienestar de las Personas en Emergencia Social o Natural”. A su vez, Oxfam México ha llamado a mayores acciones para mitigar efectos de la crisis.
Nuestro llamado es que en lugar de mayor austeridad, se necesitan políticas fiscales agresivas para lograr incentivar la demanda agregada y poder acelerar el ritmo de la economía lo más pronto posible. Hasta actores normalmente conservadores en términos económicos, como el Consejo Coordinador Empresarial, ha pedido al gobierno abandonar la meta del superávit de 1% y gastar más. Aún cuando este parece ser un debate que no se ha saldado al interior del gabinete, el congreso ha legislado para crear un fondo de emergencia. De igual manera, se tiene que repensar la prioridad del gasto público en el país, específicamente respecto de proyectos como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, entre otros.
Específicamente, sobre posibilidades de programas sociales a ejecutar, desde Gatitos contra la Desigualdad y el INDESIG (Instituto de Estudios sobre Desigualdad) proponemos:
Son muchas las posibilidades de cómo combatir la desigualdad durante la crisis, aunque en el ejecutivo federal se ve poca voluntad para hacerlo. Desgraciadamente, lo más seguro es que, de no hacerse nada de lo anterior, pasará lo de siempre: los de abajo serán los más afectados. Y los de arriba, sentirán menos el golpe, o se recuperarán rápidamente de la crisis, aunque sus viajes transatlánticos hayan traído la enfermedad al continente.
1 Datos calculados con nuestras garritas a partir de los programas de cálculo de pobreza de CONEVAL para los años correspondientes.
2 Acá una gráfica con los datos por diferentes rangos de edad.
3 Un análisis detallado en cambios de presupuesto sobre programas sociales durante la crisis económica de 2008-2009 se puede encontrar aquí.
4 Cálculos con nuestras garritas e información compartida por CONEVAL para el proyecto “El Progresa-Oportunidades-Prospera, a veinte años de su creación”.
5 En el caso de Estados Unidos, la propuesta es una transferencia de $1,200 dólares por adulto ($500 por niña o niño), monto que irá disminuyendo progresivamente de acuerdo con ingresos mayores reportados por las personas. Más información aquí.
*Texto publicado originalmente en animalpolitico.com