abril 23, 2019
Redacción
Foto de ilustración: Grúa. Imagen del ITE en el banco de imágenes del ITE.
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A todos nos gusta trabajar con la máxima calidad, pero ¿qué sucede cuando el precio de la obra es tan ajustado que no hay margen de ganancia?
Los contratistas que por avatares de la vida se ven en la necesidad de cerrar contratos a precios muy bajos se suelen encontrar en estos dos tipos de coyunturas:
1/Completar el trabajo lo más rápido posible a sabiendas que no está perfecto
2/Hacer el trabajo con la mejor calidad pero perdiendo dinero
Hay que tener en cuenta que la calidad es subjetiva, para algunos clientes sólo es de calidad si está perfectamente bien hecho, mientras que para otros pequeñas imperfecciones son tolerables.
Para saber qué debemos hacer en cada caso es importante analizar estas tres incógnitas dentro de la ecuación que daría como resultado la obra terminada.
Por un lado está la calidad del trabajo, la parte más importante de la ecuación. El contratista, llámese constructor, electricista, pintor, tablarroquero etc.. sabe que puede tomar muchos atajos al construir, sin que estos se noten. Sin embargo, con el paso del tiempo pueden aparecer fallos o irregularidades, afectando nuestra imagen ante los clientes.
Los materiales son una parte muy importante del presupuesto para cualquier contratista y realmente no es fácil hacerle entender a muchos clientes, que la calidad en los materiales también se paga. Por esta razón es primordial conocer muy bien los materiales y los proveedores, para poder encontrar buenos materiales para la obra a precios razonables. Incluso, hay apps para tu móvil donde puedes comprar y vender materiales para tu obra de otros contratistas. Se llama Scala Pro y lo puedes conseguir para android y iphone a través de Google Play y en Apple.
En Facebook también se puede encontrar esta aplicación que ayuda a los contratistas a administrar su negocio.
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La peor decisión que puede tomar un contratista es poner materiales malos o defectuosos, pues en poco tiempo se verá respondiendo por la garantía de la obra acabada.
La última parte de la ecuación es el precio, sin duda el precio es realmente importante y debe expresar un margen de ganancia, con el que el contratista esté cómodo. De otra manera la inflación (en sueldos, materiales, energía etc.) acabará por hace el proyecto imposible.
¿Qué debe hacer un contratista con una obra de margen mínimo?
Si el margen es demasiado pequeño o inexistente, a la larga esto significará problemas.
O bien habrá que perder dinero, o habrá que recortar en materiales y mano de obra o bien renegociar un nuevo contrato.
Para tomar la mejor decisión el contratista debe estudiar adecuadamente a su cliente. Si es un cliente de muchos años y al que facturamos una parte importante de nuestro trabajo, lo mejor es acabar el proyecto de forma adecuada y con los materiales exactos, aunque incurramos en pérdidas. A la entrega del trabajo hay que informarle al cliente de este hecho para después evitar sorpresas en próximos contratos.
Si el cliente es nuevo, la mejor estrategia es renegociar y en caso de que se no pueda acabar el proyecto intentando ahorrar en todo lo que se pueda pero siempre asegurándonos de que el trabajo final es satisfactorio.
Si nuestro cliente es pequeño pero trabajamos desde hace mucho tiempo con él, la renegociación es el camino ideal, ya que hay un conocimiento mutuo de las capacidades de trabajo por parte del contratista y financiera por parte del cliente para que se llegue a un arreglo bueno para ambas partes.